La situación en Algeciras comienza a ser preocupante por la continua llegada de autobuses de ciudadanos marroquíes, procedentes de zonas de riesgo de Francia e Italia, y que, debido al cierre de fronteras decretado por Marruecos, no pueden cruzar el Estrecho.

La tensión va en aumento y fuentes policiales aseguran que se ven incapaces para contener a los más de 500 ciudadanos, que cada vez se muestran mas inquietos y agresivos ante la falta de respuestas por parte del Consulado de Marruecos, que ayer mismo era asaltado y donde se vivieron momentos de mucha tensión.

A la ciudad han llegado ya tres autobuses, y otros doce han sido localizados en dirección a Algeciras. La falta de control en las fronteras españolas, debido a que el Gobierno no ha considerado necesario blindar el país, está provocando que la entrada de ciudadanos de países de riesgo siga propagando el virus.

El propio alcalde, José Ignacio Landaluce, ha advertido que los ciudadanos marroquíes deambulan desde el sábado por la localidad sin ningún tipo de control, y que a lo largo del día se sumarán los que están de camino procedentes de Italia y Francia, por lo que el número se elevaría de manera considerable.

Estos viajeros, a pesar del cierre de la frontera de Marruecos, una circunstancia que conocen desde el pasado jueves, no pueden embarcar a Tánger y pese a que han acudido al Consulado de Marruecos en Algeciras, permanecen en la ciudad sin ningún tipo de control sanitario, con el riesgo que ello supone.

Landaluce pedía ayer al Gobierno de la Nación que abra el Centro de Atención Temporal al Extranjero (CATE) que hay en Crinavis, San Roque, pero aun no ha habido respuestas. “Debemos controlar el estado de salud de estas personas. No sabemos si tienen o no el coronavirus y habrá que atenderlos en algún sitio, y no hay más lugares que los CATE, o bien el de San Roque o el de Chiclana”, afirma el alcalde.

“Esto es impensable. Exijo como alcalde que se preocupen de preservar la salud pública en mi ciudad, evitar la contaminación del coronavirus y que alguien atienda a estas personas. No puedo admitir esto de ninguna manera”, finaliza José Ignacio Landaluce.