Se trata de la historia de un héroe, un personaje enigmático y asombroso, que pese a su origen humilde fue capaz de presentar un pleito contra el duque que fue aceptado por la Real Chancillería de Granada y que finalmente daría la razón a los vecinos. Una razón que se remontaba a los privilegios dados por el rey a los vecinos de Vejer para poseer las tierras en propiedad y adquirirlas anualmente a través del procedimiento de las Hazas de Suerte.

Begoña Curiel penetra en esta historia a través de un giro narrativo inesperado. El propio Juan Relinque es el que empieza el relato hablando en primera persona al lector a través de los siglos. Sin embargo, lejos de ser una novela en primera persona del héroe vejeriego, se trata de un salto permanente entre el personaje y la autora, intercalados en cada capítulo, lo que permite avanzar de forma paralela en la historia épica del labrador de Vejer y en la propia intrahistoria de la novelista en su conflicto con el personaje y su historia.

Este salto permanente permite a la autora y al lector moverse de forma constante entre la interioridad del relato y en la odisea personal de la escritora. Entre el pasado y el presente. Entrelazados a través de giros y guiños que marcan la conexión de ambos personajes. Y es que la autora también se desdobla en otro, en la periodista vasca Idoia, alter ego de Curiel, que sirve de pretexto para vincular emocionalmente a la autora (y al lector) con el propio relato.

No falta en el libro la narración puramente novelesca, en la que poder conocer los entresijos (imaginados) de la hazaña de Juan Relinque, desde su infancia, el conflicto permanente entre la cobardía del pueblo y el abuso de los poderosos, el papel crucial de su mujer Leonor y, sobre todo, los pasos admirables que le llevaron en plena Edad Media a plantar cara al poder feudal, y vencer.

Y no falta la tensión permanente en la misión de Idoia de contarlo, zambulléndose en Vejer, lo que permite al lector conocer todo el contexto de la historia de una manera poliédrica. Y ahí es donde se nota el oficio periodístico de Begoña Curiel. Porque La suerte de Vejer es también un libro eminentemente periodístico, donde se plantea la historia desde todos los ámbitos posibles, documentados y transmitidos en una suerte de documental escrito. Las conversaciones con historiadores, el reconocimiento a la figura de Relinque como origen del Defensor del Pueblo, el sorteo anual de las Hazas, las peculiaridades culturales e históricas de Vejer... hasta el lomo en manteca. 

De la mano, los avatares de Relinque y de Idoia van avanzando en el relato, y ganando en intensidad y tensión, hasta que ambos terminan entrelazándose de forma mágica, para dar un giro final inesperado en el que la intrahistoria de la novelista y su conexión con Vejer terminan por dar a luz la novela. Una novela que también aparece retratada en sí misma dentro de la narración, logrando que el conjunto narrativa llegue a los ojos del lector como una realidad onírica contemplada desde todas las perspectivas.

Una novela que se intuye peleada, sufrida, para terminar dando a luz un relato tan vivo como original, y donde el lector no tarda en sentirse cómplice. Un homenaje apasionado de Begoña Curiel a la figura de Juan Relinque, al pueblo de Vejer y a una historia, casi cinematográfica, que encarna a la perfección todas las luchas de los débiles contra los abusos y los excesos de los poderosos del pasado y del presente.