Mirando hacia otro lado

El verano es un tiempo ideal para reflexionar y poder plantearse cuestiones que a lo mejor uno no puede vislumbrar con el trajín del día a día. La apertura escolar marca la vuelta a la rutina, pero me resulta curioso cómo en este nuevo inicio académico nadie habla de cómo están las instalaciones deportivas de nuestros centros escolares y municipales.

Ayer mismo, estuve en San Roque viendo un amistoso del equipo de mi nieto, el Pastores. Con dos porterías de balonmano o fútbol sala y unos tableros, muchos de ellos de madera o sin redes, así se resume someramente el estado de las canchas donde los niños y niñas practican deporte.

Nuestro Gobierno tiene una consejería, una viceconsejería y dos direcciones generales con el deporte por bandera, en el que ya han entrado de lleno en la política de todos los partidos de la foto y la subvención, falta algo nuevo, distintos. Qué proyectos, vinculados con el deporte, hay en nuestros centros educativos.

A mí se me cae el alma cada vez que salgo a ver partidos que sigo en la ciudad y en la comarca. Voy observando desde lo alto o de una esquina o el ambigú como pasan los años y el abandono es absoluto. Piscinas in agua desde el paleolítico, un frontón que se sostiene de milagro, etc. ¿Se imaginan ahí una instalación deportiva modélica que sirva para que la comunidad educativa tenga una referencia y un verdadero estímulo con el deporte? Pues esperen sentados.

Porque todo sigue igual. Todos se ponen medallas. Ahora solo vale cuánto dan de subvención y, sobre todo, sumarse al carro de asistir a todas y cada una de las presentaciones de eventos deportivos privados que se efectúen, da igual su trascendencia.

El deporte merece mimo y estímulo. Lo de subvencionar los viajes está por ley y es una ayuda, pero las penurias de nuestros deportistas, no los de élite, son infinitas. Está genial que las aulas tengan las mejores condiciones, pero la Educación Física tiene que tener su peso, y eso de disponer de un trozo de cemento con dos canastas y dos porterías no es lo más exigible.

Encontrar a alguien que cambie todo esto se está convirtiendo en una misión imposible, porque da igual el partido político que esté al frente, ya que todos caen en las redes de potenciar económicamente a los llamados clubes de élite, y con una repercusión mediática escasa. Todo por fotos y fotos. Estar en la oposición y ser un pitbull y luego estar en el poder y ser un caniche empieza a ser ya habitual en el mundo en el que vivimos.