Opinión

Movimientos políticos

Movimientos políticos

Mientras en Madrid los ánimos políticos continúan encrespados y no hay manera de que el sentido común se adueñe de las fuerzas políticas y mientras en Cataluña se activa el contador para una repetición electoral, que no sería otra cosa que la constatación de la irresponsabilidad de los elegidos en las últimas, en el País Vasco se ha sellado el pacto de gobierno entre el Partido Nacionalista Vasco y los socialistas.

El PNV 'escapó loco' en los comicios. Por primera vez en mucho tiempo vio la posibilidad de que otra fuerza nacionalista le ganase en votos y escaños, lo que habría colocado a Bildu como el primero en la búsqueda de una alianza de gobierno con los socialistas.

Visto ahora con cierta perspectiva, se entiende mejor la traumática decisión de quitar a Urkullu como candidato y apostar por una renovación tranquila en la persona de Pradales, que es una incógnita a despejar en el ámbito nacional.

La jugada seguramente estuvo precedida de estudios demoscópicos que alertaban del cambio de tendencia en el voto, como también seguramente buscaron un candidato con el que fuera posible un acuerdo con los socialistas. Porque ya se sabe que la dirección del PNV no da puntada sin hilo...

En cuanto a los socialistas, dan continuidad a un pacto que ha funcionado razonablemente bien y, de paso, se aseguran el apoyo del PNV en las Cortes, que no es cosa menor viendo cómo sube el precio del pan de los votos cada vez que Junts accede a la tribuna del Congreso de los Diputados.

Pero hay más: en Cataluña socialistas y ERC han empezado a hablar. Es verdad que se trata de un diálogo casi clandestino, pues hay un sector de ERC que no quiere ni oír hablar de apoyar una investidura de Salvador Illa. Pero también es incuestionable que si hay un partido que arriesga mucho en una repetición electoral es ERC, en especial si tenemos en cuenta su mal resultado en los últimos comicios.

La otra posibilidad es la conformación de un frente común en las urnas de Junts y ERC si finalmente hay nuevas elecciones, pero en ese caso ERC también se arriesga a desaparecer en la práctica. De manera que digamos que al partido republicano catalán le sucede como al que participa en una fiesta de Halloween:¿qué quieres, susto o muerte?

Esos movimientos, por muy autonómicos que sean, pueden acabar siendo claves para que Sánchez prolongue esta agonía en que se ha convertido su mandato presidencial. Y el PP lo ve venir y por eso redobla la presión.