Político en positivo
Soy un ciudadano de a pie. Milité en un partido político , el Partido Andalucista que se disolvió por propia dignidad. Después no he vuelto ni siquiera a estar afiliado a un sindicato.
Procuro dejar los debates intensos para tertulias centradas en el fútbol, si acaso. Me considero una persona relativamente paciente y tolerante. Sé que cuando hago por relativizar las cosas, mi tensión arterial sufre mucho menos que ya bastante problemas me ha dado.
Y soy consciente también de que hay mucha gente que se rige por unos principios similares a los míos. La salud es esencial.
Así las cosas, yo puedo entender que abunde la indiferencia cuando nos toca valorar la vida política cotidiana. Sobre todo si el día a día de nuestros representantes públicos tiene mucho que ver con situaciones de conflicto que son constantes . Y da igual el color. Normal que abunde la abstención cuando nos invitan a dar nuestros pareceres ante las urnas. Por ejemplo, los resultados del 9 de junio así lo han demostrado.
Ante este lamentable panorama que no se queda solo en las situaciones de conflicto entre partidos sino que ya va llegando al insulto y que va a hacer que nuestro Congreso termine como Italia o Venezuela a base de guantazos. Ante semejante panorama da gusto poder realzar las experiencias que son favorables y, por tanto, contrarias a las normales o más bien anormales del día a día.
Me gustaría ver más a menudo acuerdos con el sucedido entre el Gobierno Central y la Junta de Andalucía con respecto al tema de Doñana. Esto nos puede y nos tiene que significar que lo que estoy diciendo es posible porque se ha alcanzado una paz institucional que servirá, de seguro, para garantizar consenso, inversiones y el mejor ambiente para acuerdos en otras materias.
A ver si es verdad y dejamos de dar esa sensación de vergüenza ajena que se está viendo casi a diario.