Opinión

Trump es ya una leyenda

Trump es ya una leyenda

Donald Trump ya es leyenda. Y es que en Estados Unidos sigue imperando eso que el editor de un periódico local le dice en la película 'El hombre que mató a Liberty Valance' a un senador ante la mirada atónita de un joven reportero: «Esto es el Oeste, señor, cuando la leyenda se convierte en hecho, se imprime la leyenda».

El atentado fallido catapulta las opciones de Trump para ser elegido en las elecciones presidenciales de noviembre. De hecho, todo ha cambiado a pasos acelerados y ya da igual si los demócratas convencen o no a Biden para que se retire; es más, si lo hace ahora, se entenderá como un giro forzado precisamente por el espaldarazo de popularidad que va unido al atentado fallido, y si repite como candidato, pues nos espera una campaña desigual en la que todos estaremos atentos a ver cuántas veces se equivoca Biden.

El tiroteo refleja, además, los riesgos que se derivan de una legislación que permite a casi cualquiera conseguir un arma semiautomática. De hecho, sospecho que las ventas del fusil A-15, el empleado por el joven francotirador, se van a disparar exponencialmente. Como también crecerán las teorías de la conspiración en torno al joven autor de los disparos, paranoias varias que contribuirán a alimentar la leyenda de Trump como milagroso superviviente de unos enemigos ocultos.

En una especie de acto de justicia poética, el mismo Trump que ha defendido el lobby de las armas y el derecho de los americanos a ir por la vida como los vaqueros de antaño, es víctima de esos excesos pero también da igual. Su público, que es mayoritario, se queda con la leyenda y aparca los hechos. Dos siglos después, hay espacios sociales en Estados Unidos que no se diferencian mucho del OK Corral o del odio mortal entre los hermanos Clanton y los Earp.

El tiroteo debería servir, pase lo que pase en la carrera electoral, para abrir una reflexión sobre los riesgos de la polarización política, un fenómeno que se ha extendido por las democracias. Y no estaría de más que esa reflexión llegase a nuestro país, donde sospecho que ya hay unos cuantos actores políticos y sociales que no pueden hacer una vida social mínima por el riesgo de encontrarse envueltos en un incidente. Pero esto tampoco llegará: aquí también se va imponiendo lo de que la leyenda es más atractiva que la verdad. de éxito